En éste tipo de bodas prevalece la sencillez y la naturalidad.
El Slow no es un estilo, sino una filosofía en la que no tiene cabida el estrés y los agobios de los preparativos.
Se trata de disfrutar de la boda desde el minuto uno, sin condicionantes y organizando el evento al ritmo y deseos que marquen los novios. Se trata de divertirse y de ilusionarse con cada paso que se vaya dando, pero sin establecer hacer la boda del año en cuanto a gastos, invitados y otros detalles organizativos.
El escenario perfecto para estas bodas es el aire libre, el campo, la playa o entre viñedos.
Una boda Slow es una boda organizada desde el corazón, inspirada en sentimientos y cuyo objetivo principal es la celebración del amor de dos personas, un amor sin ostentación ni compromisos protocolares.
Bodas que se sueñan y se organizan con la premisa de celebrar sin que importe nada más. Bodas relajadas, sencillas y en las que se saborea cada instante como si el tiempo se detuviera.