
- Bodas
- Sin comentarios
¿Cómo ir abrigada sin renunciar a tu ‘look’ de novia?
El primer consejo y más importante: la manga larga, que si bien puede ir incorporada al vestido (de encaje y a la muñeca), también puede lucirse a modo de segunda piel, con una fina capa de tejido extra que se puede desprender fácilmente y cuando sea necesario.
Entre las nuevas colecciones nupciales, la segunda piel adquiere la forma de toreras de encaje con transparencias, chaquetas con microvolantes y ruffles, y falsos crop-top, que permiten añadir una capa extra algo más cortita al vestido, añadiendo manga tres cuartos o al codo, y, a veces, incluso incorporando un cuello alto o tipo mao a la zona superior del diseño.
Los tejidos son, de hecho, la clave para no sacrificar ni un ápice de estilo por el mero hecho de estar calentitas: la delicadeza de las prendas de gasa y seda propias de las bodas veraniegas quedan relegadas a un segundo plano en favor de los mikados, el satén duquesa o las sobrefaladas de tul, además de los apliques de piel, las prendas de lana, el terciopelo, los brocados y, sobre todo, las plumas, que aparecen tanto en torno al cuello y escote como bordadas a la falda.
Entre las tendencias de temporada tampoco faltan los vestidos con un extra de tejido, como las capas desmontables, las maxifaldas que permiten reajustarse a la figura, o las mangas con caída XL, que penden de la espalda a modo de capa o incluso de cola, y que también darán un plus de calor al vestido de novia.
Los abrigos, blazer y chaquetas se emplean para poner una nota de color al vestido de novia de invierno, además de las prendas de punto o tricotadas, perfectas para novias urbanas; especialmente si elegimos un color en contraste con el de nuestro traje, como el achampanado, el caramelo, el marfil o los empolvados y nude.
Otra idea que es importante considerar al elegir un vestido de novia de invierno es la opción del pantalón, en forma de dos piezas y con la camisa o top por separado, o a modo de mono, que admite además combinar la prenda superior con piezas de cachemira o incluso un suéter de novia, con más soltura y naturalidad de lo que lo permitiría un vestido.
El truco visual en estos casos lo pone el tejido ilusión, una malla finísima que sirve para cubrir la piel de manera casi invisible, a menudo bordada con intrincados detalles de encaje, y que permite llevar la espalda o el escote casi al descubierto sin que los invitados se den cuenta de esta peculiar Ilusión óptica.