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Las ‘Naked cakes’, el postre de boda que se lleva.
Olvida los sables, el fondant y la tarta de pisos porque llegan las ‘naked cakes’ y las mesas de cookies y bizcochos. Se impone la naturalidad.
Igual que sucede con los vestidos de novia o con los ramos, los postres de bodas también siguen las tendencias. Las tartas de pisos y sable que en los 90’s ocuparon ese momento de gloria de las bodas mientras los novios la partían entre vítores dejaron paso (gracias a dios) a una década insulsa donde cada postre se servía directamente en cada plato, a veces incluso haciendo distinción entre hombres y mujeres.
Pero el boom gourmet, las bodas desenfadadas y la tendencia americana han hablado y devuelven las tartas a la palestra pero esta vez en clave más minimal, incluso, campestre. Las opciones son varias y las naked cakes son el gran hit.
Creadas sin ninguna cobertura –tipo fondant, frosting, merengue, nata o chocolate–, simplemente de bizcocho relleno a capas de cremas y frutas, son perfectas para bodas de estilo rústico ya que suele decorarse con elementos naturales, como ramas de olivo o frutos rojos, flores silvestres o –en un gesto de gran romanticismo– con rosas o peonías.
La forma de servirla es tipo buffet, en una gran mesa, en la que se puede intercalar junto a tartaletas, cookies, bizcochos, cup cakes…
Todo un regalo para la vista y el paladar.