El uso de ingredientes lo más naturales posible, el maridaje de cócteles con la alta gastronomía, la vuelta a los orígenes y a lo tradicional, el ‘menos es más’, la apuesta por los sabores exóticos y los picantes, el disfrute consciente a través de cócteles sin alcohol o de baja graduación…
“Naturalidad, también en la copa” . En los últimos tiempos y en todos los ámbitos de la vida el consumidor se inclina hacia propuestas y productos naturales, sostenibles y saludables. En coctelería, esa querencia se traduce, por ejemplo, en el uso de bitters y siropes caseros y en la preferencia por mixers y destilados que sean lo más naturales posible.
“Kilómetro cero”. Reducir la huella de carbono para asegurar nuestro futuro es una de las grandes preocupaciones actuales, una inquietud que se traduce en el uso de ingredientes de proximidad y que, tras alcanzar al universo culinario, ha llegado también al ámbito de la coctelería.
“Ingrediente exóticos”. La tendencia del kilómetro cero convive, sin embargo, con la búsqueda incesante de nuevos y exóticos ingredientes capaces de sorprender a un consumidor cada vez más viajado y experto. En las barras causan furor los destilados ‘raros’ —desde ginebras ‘awhiskadas’ hasta vodkas envejecidos en barrica— y vienen pisando fuerte los tequilas y mezcales, el sake y los whiskies de manufactura japonesa.
“Especias y picantes”. La internacionalización de las tendencias de consumo y el arraigo de cocinas foráneas como la mexicana, la peruana o la india, han convertido los sabores picantes y especiados en tendencia mundial. El picante ayuda a percibir los sabores con más intensidad, además de tener múltiples beneficios para la salud y el organismo….
“Menos es más”. Hasta hace muy poco, el mundo del combinado ha seguido una línea barroca en la que el ingenio y la creatividad desembocaban en un universo de botánicos que añadir al gin tonic, y que para Borja Cortina “no han hecho más que desvirtuar el que está considerado como el combinado por excelencia en España”. Tras esta etapa de complejidad, las tendencias en mixología son ahora el ‘menos es más’ y la simplicidad, entendida como un intento por volver a los sabores más puros y genuinos.
“El maridaje con cócteles”. La ‘gastrococtelería’, o comer con cócteles es una tendencia plenamente arraigada en países como Estados Unidos o Reino Unido. Esta alianza entre mixología y cocina surge de la necesidad de continuar despertando la curiosidad y el paladar del consumidor y de la natural evolución del concepto maridaje. Un concepto que ya no solo se vale de la armonía de sabores, sino que persigue ofrecer al público sensaciones aún desconocidas. Además de ofrecer una experiencia distinta, el maridaje con cócteles permite crear armonías ideales entre el plato y la bebida, ya que cada ingrediente de la mezcla está específicamente escogido para ello; algo que, por ejemplo, no ocurre con el vino. Para acompañar toda una comida de principio a fin es necesario controlar muy bien la carga alcohólica de los combinados apostando, por ejemplo, por destilados de baja graduación —como vermú, limoncello, vino de Jerez…— o incluso optando por cócteles sin alcohol.
“Versatilidad al poder”. En este contexto, el cóctel y el combinado ya no se limitan solo al mundo de la noche, ni siquiera al afterwork o la sobremesa. El hecho de que cada vez más se tomen como aperitivo o durante la comida ha hecho que el long drink gane terreno al trago corto y que se demanden mixers más versátiles, acabando con la tiranía del perfect serve.
Vuelven los clásicos, pero reinventados”. Dicen que la moda es cíclica, que todo vuelve y no sólo en la pasarela. Por eso, tras el boom del gin tonic, otros combinados han ido cogiendo fuerza y ocupando su lugar, entre ellos, los clásicos, eso sí, debidamente actualizados. Prueba de ello es que el año pasado el Old Fashioned fue el cóctel más vendido en el mundo por cuarto año consecutivo, el segundo el Negroni y el tercero el Whisky Sour, y que algunos de los mejores bartenders del mundo apuestan por la reinvención de los cócteles de toda la vida.