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Lo primero que tendremos que tener en cuenta, es que el protocolo dicta que lo más correcto es vestir de largo y dejar de lado los grandes tocados. Sin embargo, esta regla no es válida siempre, porque la longitud de nuestro vestido o falda, dependerá también del lugar donde se realice el banquete y el tipo de boda.
Si se trata de una celebración al aire libre, en un tono menos formal y rústico por ejemplo, lo ideal es que nuestro vestido vaya acorde con esto. Lo recomendable sería optar por prendas de largo medio o midi. Aunque también es adecuado los vestidos de inspiración boho con coronas de flores.
En estos casos, recomendamos dejar de lados las lentejuelas y recurrir a los estampados. Para el peinado, lo mejor será inclinarse por el pelo suelto o los recogidos desenfadados combinados con un maquillaje más natural.
Será en las bodas de tarde-noche y en sitios cerrados como palacetes, mansiones o sofisticados hoteles, cuando tengamos la posibilidad de lucir nuestras mejores galas. Es en este tipo de eventos donde podremos escoger estilismos casi sacados de alfombra roja.
Por supuesto, el largo deberá ser hasta los pies, se aprueban los paillettes, las grandes joyas están permitidas y los peinados más trabajados pondrán completar nuestro look. Incluso, podremos recurrir a la elegancia del negro sin llamar la atención sobre los más estrictos con el protocolo.
Sin embargo, aunque la etiqueta permita este tipo de exuberancias, tendremos que tener mucho cuidado para que estas “licencias” no se vuelvan en nuestra contra. La máxima para este tipo de estilismos es “el menos es más“ o “la elegancia de la sencillez”.
Los vestidos de noche ya por si sólo son bastantes formales, por lo que siempre intentaremos contrarrestar esa seriedad jugando con los complementos. Si nuestra elección es muy de fiesta, siempre intentar quitarle peso con un peinado informal como pelo liso o coleta, joyas discretas y complementos ligeros.
Sin embargo, si optamos por un vestido muy sencillo, intentar vestirlo con accesorios más espectaculares y llamativos como cinturones, brazaletes o grandes pendientes y un clutch tipo joya. Para el peinado escogeremos un bonito recogido, que incluso podremos adornar con algún detalle como pequeños tocados o diademas.
El mono sigue siendo una apuesta segura, con posibilidad de recurrir a uno más colorido y diadema floral para las ocasiones con banquetes en el exterior, y más formales con detalles de lentejuelas, bordados, espaldas al aire y grandes collares para las bodas más sofisticadas.