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Las novias más románticas se alían con el rosa para realzar el vestido más especial de su vida.
Una vez encontrado el amor de nuestra vida y tomado la firme decisión de consagrar la relación junto a los seres queridos, llega el momento de elegir el que será el vestido más importante de nuestra vida, aquel con el que muchas mujeres sueñan desde niñas, el que nos hará sentir como princesas contemporáneas en un momento inolvidable. Lo primero a tener en cuenta es que los códigos tradicionales han cambiado, el protocolo se ha relajado y las ceremonias nupciales han evolucionado hacia un evento mucho más íntimo y personalizado.
Si nos remontamos en el tiempo, recordamos que durante la época victoriana, cualquier color exceptuando el negro -que estaba destinado exclusivamente al luto- y el rojo -asociado al libertinaje- podía escogerse para confeccionar el vestido de novia; fue la Reina Victoria de Inglaterra, un referente de estilo entonces, la que en 1850 escogió el blanco para su boda, una decisión que posteriormente imitaron el resto de mujeres europeas instaurando el blanco como color predilecto y dotándolo de connotaciones asociadas a la inocencia y la pureza. Ahora las cosas cambian de nuevo y es el rosa candy el que opta a posicionarse como ganador en el gran día. Un color delicado, naif y muy favorecedor para ver la boda de color rosa.